Tú eres la piedra

Ha llegado la hora. El momento que muchos estábamos esperando como punto de partida para una verdadera transformación personal y global, ya está aquí. Ya hemos adquirido los conocimientos, desarrollado las herramientas, forjado la voluntad y esperado pacientemente a recibir la señal. La burbuja del mundo de la apariencia ha estallado en miles de fragmentos de cartón piedra, y el virus del miedo se ha propagado por las calles, infiltrándose en las mentes vulnerables a las verdades prefabricadas y desconectadas de la realidad. Mentes propias de individuos infantilizados y co-dependientes de alguna autoridad externa que los valide, a cambio de su pleitesía, su voto y su dinero. A cambio, en definitiva, de su libertad individual.

Ha llegado la hora de las almas viejas y despiertas. De los que siempre hemos sabido que no hemos venido a esta experiencia humana a ser “normales”, conformados por las normas de quienes se erigen en arquitectos de la sociedad con fines supuestamente filantrópicos. Por el bien común, dicen. Es la hora de los que no queremos seguir apoyando estructuras de poder vertical donde cedemos nuestra verdadera fuerza individual al servicio de los intereses de terceros, a cambio de unas migajas de seguridad, bienestar y entretenimiento. Es la hora de los que nunca hemos encajado, de los que jamás nos hemos sentido cómodos asumiendo una identidad colectiva que arrebata la legitimidad al individuo para ser diferente, para ser como es… único. La hora de los que nos hemos emancipado de la validación del mundo para pensar, decir o hacer aquello que internamente consideramos lo correcto, por más que se alarmen las huestes de policías del pensamiento y de lo políticamente correcto que proliferan en cada barrio, entorno de trabajo, centro de estudio y Red Social.

La pieza que representamos nunca encajó en el rompecabezas porque no hemos venido a validarlo con nuestra aquiescencia. Tampoco hemos venido a destruirlo. Lo falso está siempre abocado a la autodestrucción.

Hemos venido a ser los creadores de un mundo nuevo. Un mundo donde no necesitas encajar sino encontrar tu sitio. Cada pieza colocada en el lugar que le corresponde le sirve a las demás piezas de referencia fiable para encontrar el suyo. El puzzle resultante es un cuadro coherente, carente de tensión, armonioso y auténtico.

Ha llegado la hora. La hora de la verdad. El momento de mostrar al mundo quién eres. Reconoce tu verdad, compártela siendo su expresión y deja que sean los demás los que encajen entorno a ti.

¡Tú eres la piedra basal del mundo que estabas esperando!

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